Por: Pedro Canche
Una tormenta está haciendo temblar a Chepe, el taquero que se hizo presidente municipal de Bacalar y aprovechó para convertirse en ganadero y en millonario.
La tormenta no se llama Earl ni trae vientos huracanados ni lluvias intensas. Se llama auditoría.
En efecto, José Alfredo Contreras Méndez alias Chepe anda tembloroso, temeroso, ojeroso, apesadumbrado. Desvió recursos públicos para organizarle actividades a Mauricio Góngora mucho antes de la precampaña. Y antes ya había desviado para proyectar a sus gallos a la diputación y a la presidencia municipal y para construirles una residencia a sus suegros en Chetumal.
Nunca imaginó el presidente municipal taquero que Mauricio Góngora no ganaría la gubernatura y que por tanto le revisarían las cuentas del Ayuntamiento que mal administró y depredó a su gusto.
La semana pasada ya los bacalarenses le mostraron a Chepe que no se quedarán con las manos cruzadas, que no lo dejarán ir a que disfrute impunemente los millones de pesos robados del Ayuntamiento. Decenas de personas marcharon en Bacalar para mostrar su repudio al atracador José Alfredo Contreras Méndez. “Cárcel a Chepe, de taquero a presidente municipal, a ganadero, a millonario”, gritaban.
Hartos, los bacalarenses han observado cómo durante tres años el presidente municipal taquero no tapó un solo bache, no puso una nueva luminaria, no pavimentó una calle, no recogió bien la basura… nada. Lo único que hizo fue robarse el presupuesto público.
Dicen los bacalarenses que hay dos cosas que no se pueden ocultar: el dinero y lo pendejo. Chepe exhibe las dos. Y también su cinismo y su cleptomanía.
Calculan los bacalarenses que los ranchos con ganado, las casas, los terrenos y los carros que Chepe presume no pudieron salir de su sueldo como presidente municipal; son muchos millones de pesos.
Por éso la tormenta que desvela a Chepe se llama auditoría. Y la ordenará Carlos Joaquín González. Ellos estarán pendientes para exigirla y para aportar la información que tienen de los latrocinios del alcalde taquero que han tenido que aguantar tres años.
